UPTA ALERTA DEL DESASTRE ECONÓMICO Y SOCIAL

A lo largo de estos once meses la destrucción del pequeño comercio ha sido masiva, según el último estudio realizado por la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos de España (UPTA), en el que analizan el devenir del pequeño comercio a lo largo de estos últimos tres años post pandémicos.

El pequeño comercio pasa por su peor momento: la competencia abusiva de las grandes áreas comerciales, la venta online y las grandes empresas de comercialización de productos a distancia, hacen que el tejido productivo de pequeña dimensión esté llamado a disminuir cada vez más sus activos.

Las administraciones tampoco han hecho los deberes a lo largo de estos últimos años aplicando soluciones integrales para solucionar este grave problema que hace que la economía circular en pueblos y ciudades sea cada vez más frágil y que aquello que los consumidores gastan en su día a día sea una divisa que se va, mayoritariamente, al extranjero.

Con estos datos, desde UPTA creemos que es necesario desarrollar un plan de rescate del pequeño comercio. Tanto el Gobierno de España, como las comunidades y ayuntamientos, han de ponerse manos a la obra para poder fomentar de verdad las compras en el comercio local.

La solución está en la distribución de las mercancías, es decir, en la distribución de última milla.

Nuestra organización comenzará a enviar a las Comunidades Autónomas, Ayuntamientos y también al Ministerio de Industria y Comercio, soluciones tecnológicas que permitan mejorar los canales de distribución y de venta aunándolos con la distribución de los productos sin necesidad de almacenaje, mediante aplicaciones móviles que permitan conectar al comprador con el vendedor y con el propio sistema de distribución, sin necesidad de que la distribución se realice a través de un almacenamiento previo. Esto permitiría dar un salto de competitividad absoluto, para que la pérdida de pequeños comercios en nuestro país no se siga produciendo a este ritmo.

Eduardo Abad, presidente de UPTA, “este es el mayor reto al que nos enfrentamos desde el punto de vista de la vertebración de la economía de los pueblos y de las ciudades. Un reto que ha dejado claramente patente que los cientos de miles de millones de euros destinados a fomentar las ventas del comercio en estos últimos años han resultado absolutamente estériles. Ni las cámaras de comercio, ni las grandes patronales han sabido canalizar con contundencia cuales debieran de ser los mecanismos que poner en marcha para solucionar esta problemática.”